Los Pájaros
Desde el cielo anaranjado de Oddity, los pájaros ven desde las alturas cómo tu mirada es lasciva y penetrante. Ven cómo te acercas a mí con descaro, cómo invades mi espacio personal como si lo hubieses hecho toda la vida. También escuchan cómo me dices tu nombre y yo el mío. Cómo nos abrazamos y nos besamos, cómo nos alejamos, cogidos de la mano.
Nos siguen, y ven que salimos del parque y que caminamos por la avenida del “Encuentro inesperado”. Nos los encontramos también en la puerta del hotel y les escuchamos revolotear, impacientes, preguntándose cual debe ser nuestra habitación. Les da tiempo de ver cómo nos besamos ante el ascensor, cómo nos abrazamos y cómo te susurro algo al oído que te hace sonreír, antes de que se cierren las puertas.
Se pierden cómo, al cerrarse las puertas, desatamos nuestra pasión incontroladamente y cómo nos recomponemos la ropa algunos segundos después, al volver a abrirse estas. Los pájaros tampoco pueden ver cómo corremos hacia la habitación, cómo abro la puerta con torpeza y cómo nos desnudamos mutuamente.
Nos hallan finalmente cuando ya estás haciendo deliciosas maldades en mi entrepierna. Se posan en la ventana y contemplan cómo nos colocamos encima del otro y cómo cambiamos de posición hasta que ambos aullamos de pasión y nos abrazamos, sudorosos, en la cama.
Nos ven a través del cristal como una masa indefinida de carne sudorosa y ardiente, unida por un placer momentáneo y fugaz. Nos miran y no son capaces de ver quien es el macho y quien es la hembra. Pero… ¿eres tú capaz de adivinarlo?
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